El tratamiento consiste en suministrar calor y para
ello podemos utilizar plantas como el árnica en forma de pomada o de extracto, o el romero que contiene esencia rica en alcanfor de efecto
hiperemiante y rubefaciente.
Además tomaremos plantas de propiedades antiinflamatorias y
analgésicas, entre ellas el harpagofito, que contiene harpagósido, que junto con los iridoides y glucoiridoides que
ejercen la inhibición de las prostaglandinas, presentan un efecto de disminución de la inflamación principalmente en casos crónicos y subagudos. Normalmente tomaremos cápsulas de
harpagofito, que podremos acompañar de infusiones de ulmaria, manzanilla y milenrama.
Otras plantas que podremos usar son
ashwaganda de efecto mayor que el acido acetilsalicílico o hidrocortisona; boswellia de efecto similar a las fenilbutazonas, inhibiendo el paso
de ácido araquidónico a leucotrienos (de efecto inflamatorio) y cúrcuma debido a la presencia de curcuminoides que poseen actividad antiinflamatoria ya que inhiben la síntesis de
prostaglandinas inflamatorias. Estas últimas deben tomarse en forma de extractos comercializados.